Cadillac está dando un paso audaz. El Celestiq, su nuevo sedán eléctrico de ultralujo, tiene un precio para competir directamente con Rolls-Royce, superando incluso el precio base del Ghost Serie II. A partir de “los bajos 400.000 dólares”, el Celestiq no sólo es caro; es una declaración.
Ambición estadounidense versus tradición británica
Durante años, Rolls-Royce ha dominado el mercado del ultralujo, y el Ghost, con un precio inicial de 357.750 dólares, ha sido la piedra angular de ese dominio. Pero Cadillac quiere un pedazo de ese pastel. El Celestiq no se trata sólo de rendimiento puro (con 600 caballos de fuerza y un tiempo de 0 a 60 mph en 3,8 segundos), sino de redefinir el lujo estadounidense.
Las especificaciones: Celestiq vs. Ghost
Ambos autos son enormes. El Celestiq mide 224,3 pulgadas de largo, con una distancia entre ejes de 126,7 pulgadas, mientras que el Ghost (en forma estándar) mide 218,3 pulgadas con una distancia entre ejes de 129,7 pulgadas. El Ghost extendido ofrece aún más espacio, con 225,2 pulgadas de largo y una distancia entre ejes de 137,0 pulgadas.
Sin embargo, el Ghost prioriza el refinamiento sobre la velocidad absoluta. Su V12 de 6,75 litros produce 563 caballos de fuerza y ofrece un tiempo de 0 a 60 mph en 4,6 segundos. No se trata de batir récords; se trata de un movimiento silencioso y sin esfuerzo.
El factor de marca
Aquí es donde Rolls-Royce todavía mantiene la ventaja. El Ghost no es sólo un coche; es un símbolo de estatus y tradición. Cadillac, aunque hace un gran esfuerzo, todavía no soporta el mismo peso. El Celestiq podría cambiar las reglas del juego, pero su percepción a largo plazo sigue siendo incierta.
El veredicto
El Celestiq es una apuesta audaz. Ofrece tecnología de punta y lujo personalizado, pero está ingresando a un mercado donde el reconocimiento de marca es importante. The Ghost, aunque quizás menos innovador, tiene décadas de prestigio a sus espaldas.
La pregunta no es sólo qué auto es mejor; se trata de lo que estás comprando. El Celestiq es una declaración sobre el futuro del lujo estadounidense. El Fantasma es un símbolo atemporal de riqueza y refinamiento.
